Yo fui un niño, como varios de ustedes, tuve 5 años, quise una consola para jugar, quise ser astronauta, quise ser futbolista, presidente, constructor, superhéroe y todo lo que un niño de esa edad quiso ser. Seguramente en tu vida pediste por la salud de tu familiar o algún bien material que quisiste. Pongamos un ejemplo. Tus abuelos y tus padres suben en un avión con cierto destino, para pasar las vacaciones. Prendes la tele, miras las noticias y te das cuenta que el avión se estrelló. Tu oras y oras para que tu Dios (poco importa cuál de todos sea) los salve. Finalmente reportan la lista. Se registran 56 muertos, 45 heridos, y 7 personas intactas. Tus dos abuelos resultan muertos por el impacto, y tus padres son hallados ambos heridos. Gracias Dios, dirás, ya que tus padres están salvos, aunque seguramente estarás triste por tus abuelos.
Ok, sácate el foco de toda tu atención de tí. Hay 54 personas que no tienen nada que ver contigo que murieron y 43 personas heridas. ¿Crees que tu Dios pondrá más atención a tus oraciones que a las de las otras personas? ¿Crees que tus padres se salvaron por un milagro de Dios? Tus padres se salvaron porque estaban en una posición de menor impacto que donde estaban tus abuelos y las otras personas muertas. Así como tu rezaste porque tus padres vivieran, muchas otras personas rezaron por la sobrevivencia de sus familiares y ellos murieron.
Tu puedes rezar o agradecer por vivir bien y tener comida, pero hay millones de personas que son violadas, prejuiciadas, maltratadas, asesinadas, que no tienen dinero, que no tienen casa, que son mejores personas que tú, y que son mucho más religiosas y buenas personas y viven una vida desdichada. Hay mucha gente religiosa que ha muerto de forma terrible, incluso gente religiosa que no es para nada prejuiciosa e incluso algunos pro-revolución y pro-derechos humanos.
¿Tu Dios realmente te escucha?
No hay comentarios:
Publicar un comentario